La diferencia radica en el punto de eschucha del oyente. Dentro de un recinto queremos una buena absorción y fuera de él queremos aislamiento.

El aislamiento acústico evita el paso del sonido y nos proporciona un confort fuera del lugar donde se está produciendo el sonido. En cambio cuando estamos dentro del recinto lo que necesitamos es una buena absorción, para controlar la reverberación. El ejemplo más facil que tenemos es pensar en un restaurante: dentro de él queremos escuchar las conversaciones de nuestra mesa lo más nítidamente posible, por lo que desearemos que las paredes cuenten con una buena absorción, pero en cambio, si vivimos sobre el restaurante, lo que deseamos es que esté bien aislado para no oír nada de lo que sucede dentro del recinto